domingo, 4 de agosto de 2013

SIN RESPUESTA X


Hace una bocha que no escribo acá. No tuvimos tiempo ni tranquilidad. Tampoco tuve ganas. O no lo necesité, qué se yo. Ahora me vengo sintiendo bastante para la bosta y capaz que se me pasa un poco así. No sé. Tuvimos un montón de tiempo guardados en la casa hasta que se puso pulenta la luna, como decía la tía del Cara de Gota, la Isabel. No pudo haber tenido peor idea. Menos mal que a mí se me ocurrió decirle al Cara de Gota que nos subamos al techito de noche a tomar el último Fernet antes de arrancar el desplazamiento del lugar. Estuvimos toda la noche charlando bajito. De las minas. De las minas con las que estuvimos cada uno. De la Tamara, que salió con el Cara de Gota y después salió conmigo pero después volvió con el Cara de Gota. La Romi, que no nos dio bola a ninguno de los dos pero le dedicamos muchísimas. La Marina, que estuvo con los dos el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar. La Jessica, que andaba con Cara de Gota y el día de la fiesta de quince hizo una fiesta en el garage de su casa, vino medio mundo, se colaron unos choritos, salió corriendo a pedir ayuda y se la llevó puesta un bondi; quedó en silla de ruedas. No debe haberse salvado ni a palos de todo esto. Y estaba también la Vero, que la invité a salir semana de por medio durante un año y nada. Y cuando le presenté al Cara de Gota, se fueron al telo esa tarde, ahí nomás. Nos acordamos de lo buena que estaba la madre del Ernesto, que partía la tierra y estaba solita pero nadie se animó a tirarle nunca. Y la Naty. La Naty. Pobre. También nos re bolaseamos con el fútbol, que si quedaba algún hincha de Talleres vivo, que si quedaba uno de Instituto, que si había más de uno u otro equipo. Que cuántos jugadores quedarán sanos como para seguir jugando y cuántos estarán enbichados, tirando mordiscos por ahí. Y se nos fue haciendo de día. Como teníamos todo listo, podíamos quedarnos hueveando un rato más ahí, medio relajados de tanto Fernet. No teníamos idea de si alguna vez íbamos a encontrar una coca fría ni siquiera hielo, así que nos tomamos todo lo que había. Y cuando empezó a clarear, me subí al tanque de agua para mirar más lejos. Y cuando miré para el sur, se me desmoldó el flan. Estaba lleno, pero lleno-lleno hasta donde se perdía la vista. Las calles, las casas, por todos lados, hasta donde se podía ver más lejos. Venían todos del lado del sur, sureste. Venían todos juntos como los soldados en las películas esas que peleaban con espadas y escudo. También me acordé de un documental que vi en Discovery sobre un volcán. La forma en que la lava se volcaba despacito, toda espesa, pero sin detenerse, metiéndose por todos lados y después siguiendo adelante. Igual. Sólo que estaba toda podrida. Y caminaba.

sábado, 15 de junio de 2013

SIN RESPUESTA IX


Julita:
Hijita, no he podido escribirte estos días. Salir de la CABA fue un combate feroz. Lo logramos gracias a ellos, nada más que a ellos. Marchaban siempre en formación romboidal. Alejo, el chico que te conté, y yo al medio. D´artagnan al frente (Sí, parece mentira pero sí), Athos a la derecha, Portos a la izquierda y Aramis cerrando la marcha. No fue fácil hijita, no. Para dormir nos subíamos a algún lugar alto y ellos montaban guardia. D´artagnan sabe conseguir comida para todos. Es increíble.
Después de días y días de caminar por las vías empezamos a ver campo abierto, las casas se espaciaban y el verde se extendía hasta donde nos alcanzaba la vista. Si embargo seguimos el trazo de las vías. Anoche matamos una vaca y comimos un asado. Nos costo despuntar una pata y descuerarla, pero qué manjar hijita, que manjar. Estamos en camino. El muchacho es callado pero es muy educado. De a poco va soltando algo de su historia. Yo ya le conté de vos y de mamá. Me dijo que le habría gustado conocerte.
Pd: Entendí tu señal. Bien claro escrito en esa hoja Rivadavia que revoloteaba en las vías: ¡Sí papá! Muy bueno hijita, me gustó mucho verlo.

miércoles, 1 de mayo de 2013

SIN RESPUESTA VIII: El sueño de Lucho.


   Estoy emboladísimo del encierro este. Casi que tenemos toda la nafta. Pero hace como diez días que no podemos asomar el hocico allá afuera porque está todo lleno. Como que vinieron muchos de otro lado y están pasando por acá. Vamos a tener que seguir esperando. Anoche tuve un sueño raro. Todos los sueños son raros pero a éste me lo acuerdo entero:

   Andábamos con el Cara de Gota de acá para allá, como buscando algo. Por la calle íbamos. Pero la calle no era así como era antes. Tampoco como es ahora. Estaba más cerrada, con cosas que se cruzaban de un lado para el otro, angostas. Los edificios y casas no eran rectos para arriba sino que se superponían como  la cremallera de un cierre. Casi no se veía el sol. Pero había luz, como todo nublado era. Corría un chiflete de aire más o menos fuerte por esas calles “Boludo, parece una caverna” le dije al otro; pero el Cara de Gota no me contestaba. O sí, pero yo lo veía hablando por el costado del ojo sin escucharle ni bosta.  Nos perseguían unos culiados que eran como estos que tenemos afuera pero mucho más fieros y más rápidos. No estaba fácil treparse por las paredes porque puertas no había, tampoco. Ahí me di cuenta que si ponía los brazos en cruz, como para abrazar al viento, empezaba a levantarme. Como un barrilete. Porque tenía como una membrana finita tipo murciélago entre el cuerpo y los brazos. Con eso más o menos estaba a salvo hasta que bajaba planeando a un lugar un poco más lejos así me dejaban en paz estos bichos feos que nos perseguían. El Cara de Gota también tenía esas membranas, pero como el culiado estaba más gordo el viento en vez de remontarlo lo mandaba para atrás, que era de donde venían los bichos estos. Así que no le quedaba otra que correr con los brazos cruzados, como abrazándose a él mismo. Después nos metimos en una casa que gigante. Era, posta, grandotaza. Como el Orfeo pero con pisos, piezas, ventanas y demás. Estábamos ahí con el Cara de Gota tratando de buscar algo que no me acuerdo qué era pero que después de encontrarlo teníamos que subir a un lugar bien alto y tomarnos el palo volando lejos de ahí. Los bichos habían entrado pero no nos encontraban fácil porque era tipo laberinto el lugar, con bocha de puertas y ventanas por dentro. Se parecía a un hospital viejo. Pero de esos donde metían a los locos. Onda neuro pero de otro siglo. Estaba todo entero y sano pero lleno de herrumbre, con telaraña por todas partes. Había otra gente que trabajaba antes ahí pero ya no. Y eran peligrosos. No eran como los otros bichos, eran más culiados todavía. También nos perseguían. En un momento nos arrinconaron. Yo me puse como a aletear y me di cuenta que las membranas se me habían secado como para levantar vuelo arriba sin que haya viento. Como había techos altos, me podía escapar un poco. Me recorrí toda la casa volando. Pero todos los vidrios tenían rejas. Era como una mosca adentro de un frasco. Me corrían por todos lados y yo seguía aleteando de un lado para el otro, sin que me agarren. Pero me estaba cansando. El Cara de Gota estaba más cansado que yo. Encima no tenía alas. Y yo estaba ahí arriba dele aletear, sin poder bajar, mientras veía lo que le hacían.

lunes, 29 de abril de 2013

SIN RESPUESTA VII: Anabela y el grupo de Capilla encuentran mensajes en el camino.



Hermanos sobrevivientes: ¿Para qué seguir en la ruta peligrosa, para qué vivir inseguros, para qué luchar constantemente por tu vida? Sigue las piedras blancas, hacia la montaña. Allí es todo seguro, lo que todos quieren está en nuestra comunidad. Lo que debe ser, como debe ser. Sigue las piedras blancas.

            Escrito a mano sobre papeles amarillos, pegados en algunos árboles entre Capilla del Monte y La Cumbre.

martes, 23 de abril de 2013

SIN RESPUESTA VI



            Rodri: No quiero pero tenemos que irnos, los podridos son cada vez más. Algunos soldados han muerto y otros huyeron a la montaña. Sé que venís a buscarme, y quiero esperar pero es una locura. Buscame mi amor, buscame siempre. 

Hasta luego.
Anabella.
Error: mnsje no entregado.

sábado, 13 de abril de 2013

SIN RESPUESTA V

Viejos:

   No sé si no es al pedo seguir escribiéndoles, pero me hace bancar mejor las cosas, no sé. La cuestión es que con el Cara de Gota estaba su tía Isabel, la bruja, que tiraba las cartas en el barrio. Según el Cara de Gota, la Isabel debe tener poderes en serio, porque le contó la posta antes de que pase. Por eso estaban bien guardaditos y con comida para tirar unos días. Dice que le cayó por la casa dos noches antes del quilombo, que el resto de la familia no le creyó ni bosta pero que él seguro que sí le hacía el aguante. Bueno, le hizo el aguante y fue el único que se salvó. Nos cocina feroz. Estamos tratando de conseguir algo de nafta para el Fiat de la vieja así nos tomamos el palo de acá. Me costó un huevo y medio llegar entero a lo del Cara de Gota. No creo que lean esta carta. Ni que la encuentre otra gente. Así que las voy juntando. Capaz que me agarre un cuaderno y listo, a la mierda. Tenemos que conseguir nafta sí o sí para el martes 16, que según la Isabel tiene la luna más pulenta para que no nos pase nada. Ni le discutimos, ni.

jueves, 4 de abril de 2013

SIN RESPUESTA IV




Julita querida:
            Hacía más de una semana que solo veía a esas cosas caminar de aquí para allá gimoteando con la mirada perdida. Gracias a Athos, Porthos y Aramis estoy a salvo, ellos pueden atacarlos y destrozarlos sin enfermarse, sin embargo no los comen.
            Ayer encontré en las vías a un chico caminando, tenía un par de anteojos tipo culo de botella con un solo vidrio, que además estaba rajado. Venía armado con un pedazo de reja a modo de lanza, que terminaba en una flor de lis y aliado con un perrito raza calle que caminaba delante de él, protegiéndolo. Los dos estaban por quedar rodeados así que saltamos a las vías y los  tres míos se unieron al perrito del chico para armar un rombo de defensa. No tardaron mucho en dejar despejada la vía de nuevo.
            El chico no sabía como se llamaba el perrito así que el nombre se apareció como una revelación,  ya que no podía ser otro más que D’artagnan. Te juro que los tres lo miraron cuando todo terminó y le dieron la aprobación. Al fin se reúnen. Al fin.
            El chico se llama Alejo, quiere ir a Córdoba, perdió a toda su familia y está buscando a una mujer que según él sigue viva allá. Me presenté primero como Dumas y después a cada uno de los mosqueteros. Parece que no nos conoce. En cambio D’artagnan movió la cola, agradecido por la reunión.
           
            Pd: Qué buena idea fue hacerme de este cuaderno, es como poder escribirte al cielo. Dame una señal hijita. ¿Acompañamos a estos dos?.
            Te ama, papá.