domingo, 24 de junio de 2012

27




Jajaja, no Rubén, Rodrigo no me pidió que me contacte con vos, sólo me dijo que averiguara como estabas, yo te conté lo que había pasado porque me sentía mal, verlo llegar en una camilla, con sangre en el uniforme, colgado en el helicóptero me hizo mal. Casi me muero ahí! Y aparte te conté porque no tengo amigos acá, menos Miriam que se cree que Rodri es suyo, vieja gato!!!! El tema es  que cuando le conté tu mail, él me dijo que no me contactara más, me quiere cuidar, cree que yo no he visto nada de nada, y no quiere que sepa lo que es afuera. Y a mí me encanta que me quiera cuidar. Rodri mejora cada día y por eso estoy feliz, a pesar de todo. Dentro de poco se comunicara él.
Ahh ¡¡¡Y yo no le mostré nada a nadie!!! El viejo Castro está detenido en el taller del dueño de casa. Aunque seguro que tiene todavía el blackberry. Lo esconde en la Biblia el viejo de mierda! Le dije a Rodri y a los milicos pero se ve que no me creyeron.
Anda con los soldados de Bordone, son los buenos!!!

-seguir leyendo acá.

jueves, 14 de junio de 2012

26

De:rubencastillo@gmail.com

No entiendo mucho lo que decís. ¿Qué pasó con el cana ese? ¿Rodrigo está bien?¿Por qué no escribe nada? Tampoco entiendo por qué te pide que te contactes conmigo y después te prohíbe que me escribas. Mandale un abrazo y decile que seguimos en camino pero lento. Nos bajamos del coche casi llegando a Avellaneda. No sabemos qué podemos encontrar, así que lo escondimos cerca de la ruta y seguimos a pata el tramo restante. Bordone nos dijo que estaban sus hombres ahí, pero ya no se con qué carajo me voy a encontrar. La Maika está flaca, demasiada caminata para el pobre bicho en estos últimos meses. La chica está mejor y comió de la poca comida que queda. Parece que la pasó para la mierda. No quiere escribir, ni hacer señas ni nada. Para dormir me abraza fuerte y no me suelta en toda la noche, pero de día no me da ni bola. Todavía no me se ni cómo se llama ni de dónde salió. Te escribo después, estamos entrando al pueblo y de acá veo un par de muertos...

PD: ¿Qué onda con el viejo Castro? ¿Vos le mostraste mis mensajes?


(un rato antes)

De:  vicariaurcacastro@hotmail.com

Todo lo que hice antes es un poroto con lo que tuve que hacer estos días.
Y no lo hice en nombre de Dios, sino en nombre de la comida y de seguir vivo. Como que está medio complicadito pensar en lo que no es urgente, ¿vio?
Medio tarde me llegó el mensaje, padrecito, ya estoy entrando en Avellaneda. 
Si es tan amable, cuénteme más sobre Las Fuerzas Celosas. Me interesa saber cómo es la cosa.
Pensé que Ud y los otros estaban con lo que quedaba de las Fuerzas Armadas... 


-seguir leyendo acá

martes, 5 de junio de 2012

25



De:  vicariaurcacastro@hotmail.com
Para: rubencastillo@gmail.com


Rubén: Hijo, soy el Padre Castro. Mis mails no serán revisados por nadie, está es una línea segura. He leído lo que le ha pasado y no tengo que decirle a usted que el infierno está en la tierra. Estos son los días previos a la segunda venida del señor. Es nuestra oportunidad de arrepentirnos de nuestros pecados, de levantar una nación sana, vital, libre del crimen, de la suciedad, de la voracidad de los amorales.
Hijo, si es en nombre del Dios, todo lo que haga, hizo o tenga que hacer será perdonado.
Dicho esto, espero que sepa apreciar lo que le ofrezco. No vaya a Avellaneda. Busque el sur - evadiendo Jesús María por supuesto -  cercanas a Río Tercero operan fuerzas celosas de Dios y leales a la patria. Búsquelas.
Espero que sigamos en contacto.

                                                                                          Padre Anselmo Castro 


-seguir leyendo acá.

24




Rubén: Rodri volvió!!! esta herido pero no lo mordieron. El cana que estaba acá antes de que yo llegará se volvió loco, mató dos soldados y después le disparó a Rodri, lo dejó ahí pensando que estaba muerto. Le mostré tu mensaje que me dio mucho miedo y me prohibió mensajearme con vos, salvo esto, obvio. Dice Rodri que te desee suerte. Él se va a comunicar con vos apenas se mejore.
Chau!
                                                                                                                         Anabella.

-seguir leyendo acá.

23

 De:rubencastillo@gmail.com

   Ocho días me tomó conseguir un lugar donde cargar la batería de esta poronga de teléfono. Te cuento brevemente porque ahora estoy alzando los bártulos para seguir viaje:
   Cuando terminé con esos choritos de mierda me tocó lidiar con algo peor. Me habían puesto un fierro en la cabeza y pensé que me había faltado despachar a uno. Cuando me hicieron dar vuelta, vi un pelotudazo con la cara hinchada, quemada, como pintada de blanco pero eran cicatrices. Estaba pelado a medias como si le hubieran comido el pelo, y con la ropa toda rota. Era más fiero que los muertos y los pendejos estos, todos juntos. Y olía peor. Parecía como una masa de pizza cruda pero con barba de una semana. Y se me reía. Daban ganas de cagarlo a trompadas de solo verlo nomás. Me obligó a que lo siga hasta un lugar encanutado entre los árboles en donde la tenía atada y amordazada a la Maika junto con mis cosas. También había una chica atada a un árbol, desnuda, como crucificada. El pelotudo se reía todo el tiempo y no hablaba nada. Me daba algo familiar de no se dónde. Me ató a mí también y prendió un fuego. La chica lloraba sin hacer ruido. Pura lágrima. Se puso a afilar un cuchillo de carnicero y sacó unos ganchos. Empezó a señalarnos a la mina, a la Maika y a mí, como jugando al tatetí para ver a quién elegía. Cuando fue a agarrarla a la Maika, me le tiré encima dándole un cabezazo con toda en la panza. Se quedó sin aire y le reventé los huevos de un patadón. Le pegué tan fuerte que se cayó para atrás, de culo, sobre la fogata. Se le prendió fuego la ropa y salió corriendo por el descampado como una antorcha humana, prendiendo fuego algunos yuyos. De lejos escuché: "¡Vas a cagar fuego... Rubén!" Me desaté con uno de los cuchillos y después las solté a la Maika y a la mina. La abrigué como pude, juntamos las cosas y nos tomamos el palo. El pelotudo con cara de masa cruda no apareció más y no lo íbamos a perseguir de noche. Cuando lo escuché gritar, me cayó la ficha: El papudo ese era el Eduardo. Por eso sabía mi nombre. Algo le habían hecho en la cara que casi que no lo reconozco. Tendría que haberlo cagado matando en su momento, pajero de mierda. Caminamos una bocha por el campo hasta encontrar un vehículo que ande. Ahora estamos retomando el camino para Avellaneda. Paramos unas horas en una estación que tenía generador y pudimos cargar el móvil. La chica tendrá unos 22 o 24 años. Está bien, no está tan lastimada. Pero no habla, le cortaron la lengua.

-seguir leyendo acá.