miércoles, 1 de mayo de 2013

SIN RESPUESTA VIII: El sueño de Lucho.


   Estoy emboladísimo del encierro este. Casi que tenemos toda la nafta. Pero hace como diez días que no podemos asomar el hocico allá afuera porque está todo lleno. Como que vinieron muchos de otro lado y están pasando por acá. Vamos a tener que seguir esperando. Anoche tuve un sueño raro. Todos los sueños son raros pero a éste me lo acuerdo entero:

   Andábamos con el Cara de Gota de acá para allá, como buscando algo. Por la calle íbamos. Pero la calle no era así como era antes. Tampoco como es ahora. Estaba más cerrada, con cosas que se cruzaban de un lado para el otro, angostas. Los edificios y casas no eran rectos para arriba sino que se superponían como  la cremallera de un cierre. Casi no se veía el sol. Pero había luz, como todo nublado era. Corría un chiflete de aire más o menos fuerte por esas calles “Boludo, parece una caverna” le dije al otro; pero el Cara de Gota no me contestaba. O sí, pero yo lo veía hablando por el costado del ojo sin escucharle ni bosta.  Nos perseguían unos culiados que eran como estos que tenemos afuera pero mucho más fieros y más rápidos. No estaba fácil treparse por las paredes porque puertas no había, tampoco. Ahí me di cuenta que si ponía los brazos en cruz, como para abrazar al viento, empezaba a levantarme. Como un barrilete. Porque tenía como una membrana finita tipo murciélago entre el cuerpo y los brazos. Con eso más o menos estaba a salvo hasta que bajaba planeando a un lugar un poco más lejos así me dejaban en paz estos bichos feos que nos perseguían. El Cara de Gota también tenía esas membranas, pero como el culiado estaba más gordo el viento en vez de remontarlo lo mandaba para atrás, que era de donde venían los bichos estos. Así que no le quedaba otra que correr con los brazos cruzados, como abrazándose a él mismo. Después nos metimos en una casa que gigante. Era, posta, grandotaza. Como el Orfeo pero con pisos, piezas, ventanas y demás. Estábamos ahí con el Cara de Gota tratando de buscar algo que no me acuerdo qué era pero que después de encontrarlo teníamos que subir a un lugar bien alto y tomarnos el palo volando lejos de ahí. Los bichos habían entrado pero no nos encontraban fácil porque era tipo laberinto el lugar, con bocha de puertas y ventanas por dentro. Se parecía a un hospital viejo. Pero de esos donde metían a los locos. Onda neuro pero de otro siglo. Estaba todo entero y sano pero lleno de herrumbre, con telaraña por todas partes. Había otra gente que trabajaba antes ahí pero ya no. Y eran peligrosos. No eran como los otros bichos, eran más culiados todavía. También nos perseguían. En un momento nos arrinconaron. Yo me puse como a aletear y me di cuenta que las membranas se me habían secado como para levantar vuelo arriba sin que haya viento. Como había techos altos, me podía escapar un poco. Me recorrí toda la casa volando. Pero todos los vidrios tenían rejas. Era como una mosca adentro de un frasco. Me corrían por todos lados y yo seguía aleteando de un lado para el otro, sin que me agarren. Pero me estaba cansando. El Cara de Gota estaba más cansado que yo. Encima no tenía alas. Y yo estaba ahí arriba dele aletear, sin poder bajar, mientras veía lo que le hacían.

No hay comentarios:

Publicar un comentario